Festival de Teatro Olga Alonso: más alegre que triste

Ecos del XVIII Festival de Teatro Aficionado Olga Alonso, que durante varios días intentó desperezar a Fomento   (Por: Ángel Martínez Niubó, escritor espirituano) Confieso que durante el XVIII Festival de Teatro Olga Alonso atravesé los estados más diversos. Una y otra vez fui del escepticismo a la esperanza, de

Ecos del XVIII Festival de Teatro Aficionado Olga Alonso, que durante varios días intentó desperezar a Fomento

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(Por: Ángel Martínez Niubó, escritor espirituano)

Confieso que durante el XVIII Festival de Teatro Olga Alonso atravesé los estados más diversos. Una y otra vez fui del escepticismo a la esperanza, de la satisfacción al descontento. Y no era para menos: se acercaba la fecha y por el pueblo no asomaba la más mínima promoción. Solo la emisora municipal, con frecuencia, hacía saber al pueblo que del 26 al 29 de marzo se celebraría el evento. Algunos se lamentaban por la falta de recursos para promover, o de las limitaciones para suscitar ambientes adecuados, y era cierto, pero otros, entre los que me cuento, conocen que la promoción es también obra de la fantasía, del ingenio y de las sutilezas. No bastan tres o cuatro cartulinas colgadas de un balcón ni apresurados papeles pegados a una vidriera. Promover —máxime si se trata de un evento cultural— ha de ser obra del arte, del oficio y del buen decir. Ni muchos recursos ni apresuramientos inútiles.

Pero llegó el día inicial y fui del más resuelto desánimo a la más viva satisfacción. La Casa de la Cultura organizaba un emotivo recibimiento a cada grupo. Jóvenes instructores de teatro rodeaban las guaguas, y en zancos, daban la bienvenida. Todo parecía enrumbarse, pues hasta un teléfono se habilitó para facilitar la comunicación de los recién llegados. Eran detalles que, sin duda alguna, movían la esperanza. De esa forma, devueltas ya mis ilusiones, se acercó la noche, y otra vez fui de la satisfacción a los disgustos: la gala —o el desfile inaugural— pecó por su mala organización. Muchas veces se anunciaron grupos que no desfilaban y el audio, nuevamente, lesionó el todavía inédito festival. Lastima también un parque que pecó de una lamentable oscuridad.

El amanecer del viernes nos dejaba dos sinsabores: primero, la escasez de público y, luego, la ausencia de un programa. Triste fue ver muy pocos niños alrededor de excelentes propuestas infantiles. Penoso también observar personas en la calle que no sabían hacia dónde dirigirse; incluso a veces, ya sentados en el cine, ignoraban qué obra estaba por comenzar. Cierto es que en ocasiones los grupos no confirman hasta última hora, hecho que atenta contra la conformación de un programa, pero ante escenarios de este tipo hay que buscar soluciones urgentes.

Después de un viernes verdaderamente tempestuoso, el sábado todo volvió a la normalidad. Fue un día de muy buenas obras, de horarios que se cumplieron con rigor y asistencia de público. Esa jornada dejó ver un festival que, al contrario de otros años, contó con más variedad de géneros, más calidad en la escena, mayor número de grupos y una amplia representación de cada provincia. Incluso el domingo, ya con más niños y público en la calle, fue un día excelente. Todo auguraba una atractiva gala de clausura y así fue.

Párrafo aparte sí merece la idea, sin duda desacertada, de dividir el pueblo en dos: en una mitad teníamos casi un carnaval —solo faltaron carrozas y comparsas— y en la otra, un Festival de Teatro. Pienso que todo tiene su medida su momento. ¿Invitaremos grupos de teatro al próximo carnaval? No lo creo.

Aún así, reitero, doy un voto positivo a estas fiestas, salvadas en los dos días finales. Pocas veces nos visitaron más de 30 conjuntos y no en muchas oportunidades tuvimos tanta diversidad de géneros. El pueblo ahora extraña a grupos como Atrapasueños, Teatrón Lunático, La Andariega, Teatro El Público, Nómadas Teatro… e imagina un evento donde Fomento tenga mayor poder de decisión. Un festival ha de estar organizado por la gente que lo acoge, que bien puede recibir sugerencias, consejos y hasta ayuda, pero las determinaciones han de ser pensadas y tomadas por quienes conocen las necesidades del municipio. Valga la evaluación calmada y desde ya ir planeando el festival del 2016. Para esa fecha Fomento cumplirá 480 años. No hay que esperar hasta entonces para seguir disfrutando de buen arte. La promoción debe comenzar ahora.

Redacción Escambray

Texto de Redacción Escambray

Comentario

  1. como siempre mi héroe tienes la razon pero el proximo año tendremos muchas mas alegrias te lo aseguro

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