Olegario, el decano de los eléctricos en Sancti Spíritus

Con seis décadas en el sector eléctrico, cercano a los 80 años y todavía en activo, Olegario Pedraza Carrasco se resiste a la jubilación Muchos lo comparan con un roble que se niega a envejecer; los más jóvenes se le aferran como a una fortaleza, y lo nombran “el Morro

Con seis décadas en el sector eléctrico, cercano a los 80 años y todavía en activo, Olegario Pedraza Carrasco se resiste a la jubilación

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Muchos lo comparan con un roble que se niega a envejecer; los más jóvenes se le aferran como a una fortaleza, y lo nombran “el Morro de nosotros”, porque desde la estatura hasta el firme paso se desmienten los casi 80 años de Olegario Pedraza Carrasco, el trabajador con más tiempo en activo en la Empresa Eléctrica espirituana.

La fuerza le viene de siempre. Por eso aquel mozo de limpieza en la Compañía de Electricidad de Ranchuelo, de 16 años, en 1952 se empecinó en superarse para ayudar a su familia “porque cuatro kilos no daban ni para empezar, había que luchar; por eso comencé a superarme, me hice oficinista, luego pasé una escuela y me convertí en liniero y obrero fijo de la antigua Compañía de Electricidad”, cuenta Olegario con su hablar rápido, ese que hace que las personas le presten el máximo de interés.

No importaba si había que treparse a más de 70 pies del piso, el problema era ejercer un oficio mejor remunerado. A pesar de los riesgos, le fue cogiendo el gusto, no tanto por lo de llegar a los extremos en cuestiones de altura, sino porque llevar luz a sitios recónditos le resulta algo incomparable.

“A uno le tiene que gustar su trabajo, disfrutar el placer de ver alumbrado un lugar a oscuras.  Llevar un bombillo allí, donde todo es oscuridad después que se va el sol, equivale a desarrollo, a dejar atrás la chismosa y el agua al tiempo.

“Cuando llegué a Sancti Spíritus en la década de los años 60 había luz eléctrica en muy pocos lugares, el desarrollo del sector en aquella época era ínfimo y llevar la electricidad a todos los lugares del país resultaba una tarea titánica. La única línea eléctrica que había por estos lugares venía desde Camagüey hasta Villa Clara; ya en el 60 se terminó la primera línea de 110 kV y la primera

subestación, la de Tuinucú. Años después se inician las obras en redes a fin de darle servicio a la naciente fábrica de cemento de Siguaney para más adelante tirar líneas en algunas zonas rurales cañeras y arroceras”.

Con sano orgullo guarda distinciones que llevan el sello del sacrificio, como las que le otorgó la Anap  por la electrificación de innumerables cooperativas, vaquerías, centrales azucareros y centros de acopio de caña, las credenciales de Vanguardia Nacional por varios años y diplomas que encierran todo un peregrinar a raíz de eventos meteorológicos que comenzó en octubre de 1963, cuando el ciclón Flora devastó las exiguas redes de la zona oriental de Cuba.

“Nunca se me olvida el huracán Michelle. Cuando llegamos a Jovellanos, en Matanzas, había una línea eléctrica completa en el suelo y un pueblo oscuro 20 días, pero lo del Lili en San Juan y Martínez, en Pinar del Río, no tuvo precedentes, pasó ese y cuando teníamos las redes levantadas a los tres días por el mismo lugar pasó el Isidore y arrasó”.

Con más de 60 años interrumpidos en activo no le alcanza el tiempo para tanta historia de ciclones, averías y trabajos en caliente cuando los apagones estaban a la orden el día y el riesgo era mayor por lo atrasada de la tecnología.

“¿La seguridad en las alturas? Esa nunca se ha perdido, ni siquiera antes del triunfo de la Revolución que no había tanto adelanto. Antes también se trabajaba en caliente, pero se era muy exigente; ahora con la tecnología que tenemos hay mayor seguridad. En esta empresa eso es vital porque es la vida de sus trabajadores, seguir las indicaciones reglamentadas para estos casos es algo intrínseco en los eléctricos, sin eso no puedes trabajar porque estás exponiendo la vida”.

Liniero por más de tres décadas, técnico y hoy asesor para obras complejas que se ejecutan en El Jíbaro y Yaguajay, este hombre que ama el oficio como a sí mismo se resiste a darle el gusto a los años.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

3 comentarios

  1. Les deseo mis mejores saludos y honor de tener un tío así. El siempre desde muy temprana edad al igual que su hermano conocieron el esfuerzo, superación y su misión en la tierra. Su padre, un eléctrico que llevo la electricidad por su sangre, les enseño a seguir en ese lindo campo. Me da gusto que esta edición, se tomo el tiempo para brindarle tributo merecido. Adelante tío, usted si puede la edad es pasajera cuando uno lo disfruta de alegría, emoción, y con un ideal en alto. Viva!!!

  2. Yamilka garcia

    hola me consta todas esas historias y les agradesco tan lindo y merecido homenaje .Es muy cierto k es todo un símbolo de la electricidad no solo en sancti spiritus sino para nuestro país .ojala y toda esta nueva generación se nutra junto a el de conocimientos y amor al trabajo .yo soy una de sus nietas .Gracias

  3. enrique martin prieto

    Yo tuve el placer y el honor de conocer aOlegario y a un grupo grande de sus compañeros de trabajo y Olegario siempre ha sido u Ejemplo de Ejemplo, vanguardia en todos los aspecto de su preciosa vida, agradescamo a Escambray esta informacion, saludos para todos los electricos del pais

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