Arte de la muñequería en Trinidad

A través de la Red de Oficinas del Historiador y Conservador de las ciudades
patrimoniales de Cuba se impartió un taller para la enseñanza de la técnica
y la promoción de las economías creativas

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En el taller de muñequería participaron 25 alumnas de varias generaciones. (Foto: Ana Martha Panadés/Escambray)

Muñecas de colores, largos cabellos y rostros desbordados de picardía sonríen y hacen guiños. Nacen de las manos de artesanas jóvenes y consagradas, de abuelas con sus nietas, alumnas todas del Taller de Muñequería que tuvo lugar esta semana en Trinidad, entre los eventos más importantes de la temporada estival.

Cartulina para hacer los moldes, retazos de tela, tijeras, hilo y disímiles accesorios no faltaron durante las clases; tampoco la imaginación y una sinergia especial entre estudiantes y profesoras que convirtieron el patio de la casona de Amargura No. 85 en un espacio de creación y divertimento.

Desde el Museo Casa de la Obra Pía en La Habana viajó este grupo de talentosas mujeres y manos exquisitas a través de la Red de Oficinas del Historiador y Conservador de las ciudades patrimoniales de Cuba para materializar un proyecto que se gesta desde antes de la pandemia como parte del intercambio cultural entre las dos urbes.

La institución museística ha fomentado durante décadas el oficio de la muñequería. Para su directora, la máster Marbelys Giraudy Gómez, el desarrollo de los talleres realza las bondades artísticas de las obras y potencia las llamadas economías creativas como fuente de ingreso para quienes lo practican.

“En Cuba la muñeca de trapo ha estado muy bien representada, incluso en la literatura infantil. Basta recordar a Leonor en La Edad de Oro, de José Martí o los textos de la centenaria Haydée Arteaga (la Señora de los Cuentos), que durante mucho tiempo tuvo su proyecto en la Casa de la Obra Pía”, refiere.

Sesionó en Trinidad taller para la enseñanza de la técnica y la promoción de las economías creativas.

DE LA HABANA A TRINIDAD

Durante esta semana el Taller de Muñequería trascendió el simple proceso de creación y regaló momentos memorables como la muestra Muñequeando a ritmo cubano: de La Habana a Trinidad, expuesta en la Galería Tristá del Centro de Promoción Cultural de la Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios.

“Buscamos algo que nos conectara —cuenta Marbelys—, y nada mejor que el baile. La pequeña colección exhibe la maestría de artesanas-artistas. Ellas han hecho gala de su arte empleando materiales reciclados, como la recortería textil y los alambres al interior de las piezas para impregnarles movilidad. También resultan muy llamativos los vestuarios, accesorios y el mestizaje que se aprecia en toda la muestra”.

La presentación de experiencias y proyectos comunitarios se incluyeron además en el programa del taller a través de materiales del Centro de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, como el dosier Crear y compartir: prácticas culturales con personas adultas mayores en tiempos de covid, el plegable informativo Saberes compartidos,
programa social de atención a la tercera edad y la revista infantil Con vara y sombrero.

Así, la joven Thaimy Valero Gallardo, museóloga especialista de la Casa de la Obra Pía, narró sus propias vivencias que privilegian la participación activa de los más ancianos y su interacción social.

“Estoy muy motivada —comenta Aleida Viera, una de las alumnas del taller—, y no solo porque vamos a aprender un oficio y tener la posibilidad de vender estas muñecas, sino por el ambiente agradable que se ha propiciado en estos días”.

Y mientras avanzó el taller, una parte del equipo de especialistas de La Habana visitó museos de la ciudad para estudiar sus colecciones y también proyectos socioculturales como el de Yudit Vidal Faife. Llegaron además hasta el círculo infantil Clodomira Acosta para obsequiar muñecas hechas con mucho amor por las artesanas habaneras.

EL ARTE DE LA MUÑEQUERÍA

Después de confeccionar sus propios moldes, las 25 alumnas del taller cosieron, rellenaron y dieron vida a sus primeras muñecas.

“Fue un momento emocionante —confiesa Zaida Ramos Carrazana, reconocida y premiada artesana trinitaria—. No sabía cómo hacerlas y el curso me ha dado muchas ideas. Ahora que las tengo entre mis manos se siente algo especial, como si fueras de verdad su madre”.

Una de las profesoras, la maestra artesana Maritza Rojas comenta las peculiaridades del taller. “Estuvo encaminado a desarrollar el arte de la muñequería como expresión de la cultura popular. Al ser un curso
corto se trabajaron las técnicas más sencillas y se emplearon materiales convencionales”.

Durante las sesiones la también líder del proyecto sociocultural Vida, aplicó —como maestra también que es— técnicas de pedagogía y dinámicas participativas en función de la motivación, en particular de los adultos mayores que celebraron la feliz iniciativa. “Un grupo carismático, con muchos deseos de aprender y que mostró dominio de la lencería “, los calificó la profesora.

Las niñas participantes confeccionaron sus muñecas también. Desde que tenía seis años Linnet Medina veía a su madre dedicarse a las manualidades y concluyeron juntas el taller. “Muy bonito todo”, dice mientras cose el adorno sobre la trenza de su primera creación.

A Migdalia Pérez el taller le sirvió para perfeccionar la técnica, mientras Norma Borrell no había tenido la oportunidad de confeccionar una muñeca, acostumbrada siempre a trabajar el yarey. “Son preciosas”,
asegura.

Todos agradecieron, asimismo, el carisma y las habilidades de la otra profesora, la artesana Marianela Otaño, así como la oportunidad de ser parte de una experiencia que marca el inicio del oficio de la
muñequería en Trinidad

Ana Martha Panadés

Texto de Ana Martha Panadés
Reportera de Escambray. Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

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