Desarrollo local en Sancti Spíritus: Desde el surco y para la comunidad (+fotos)

Destinar parte de los ingresos para mejorar la vida rural fue uno de los encargos que dejó Miguel Díaz-Canel al visitar a inicios de año áreas agrícolas de Valle de Caonao, en Yaguajay, entidad que ya da pasos en beneficio de los pobladores del radio de acción

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En su visita a Yaguajay, Díaz-Canel insistió en que las entidades aporten más al bienestar de las comunidades. (Foto: Juan Carlos Castellón)

Para ser coherente con el desafío alimentario que tiene delante la Agricultura en Sancti Spíritus no basta con desatar nudos en los ámbitos productivos y comerciales; ni siquiera el más adelantado progreso tecnológico haría sostenible el desarrollo, si como parte de la transformación del escenario agropecuario no va aparejado el mejoramiento de las condiciones de vida del campo para aspirar a la estabilidad de la fuerza laboral, ahora mismo uno de los más serios contratiempos que inciden sobre el sector.

Tal estrategia de la Revolución ha tenido expresiones en la vivienda, los viales, la electrificación y los servicios. Sin embargo, de un tiempo para acá la vida rural padece las mismas limitaciones y complejidades imperantes en el país, a la vez que, como parte del nuevo modelo económico-social, descansa sobre el municipio el mayor protagonismo para encauzar los rumbos del campo.

Por ese surco llegó a la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Valle de Caonao, en Yaguajay, el encargo del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al recorrer allí a inicios de año áreas agrícolas, en el contexto de la visita del Secretariado del Comité Central del Partido a la provincia.

“Además de avanzar en la producción de alimentos, en la misma medida en que las entidades productoras vayan obteniendo más utilidades, hay que dar una parte importante de esas utilidades para mejorar las comunidades rurales, las condiciones de vida en el campo, eso es lo que nos dará también estabilidad en la fuerza laboral, opciones de vivienda para los trabajadores; tenemos que buscar que las comunidades que hagamos en los campos se urbanicen, tengan los servicios fundamentales y espacios de recreación”, manifestó entonces Díaz-Canel.

Escambray dejó pasar el tiempo, pero no olvidó la estratégica proposición —válida para todos los enclaves agropecuarios de la provincia—, y vuelve a Valle de Caonao, más que sobre los ecos de la visita, a mirar los primeros pasos que da la entidad en función de mejorar la vida rural en beneficio de los pobladores de su entorno.

La Casita infantil, en Iguará, puede acoger hasta 21 niños y cuenta con los medios necesarios para brindar el servicio. (Foto: José Luis Camellón/Escambray)

PAUTAS A PIE DE SURCO

Pareciera innecesario seguir los trazos de aquel intercambio nueve meses después, y específicamente indagar qué ha hecho la entidad para responder a la indicación de invertir también en la comunidad, cuando la misión primaria de Valle de Caonao es poner la cuota de comida que le corresponde en la mesa de los espirituanos.

Lejos aún de alcanzar el equilibrio entre la potencialidad agroproductiva de los suelos que explota y los aportes alimentarios, cabe decir que la empresa —atiende cooperativas campesinas y unidades estatales— no está cruzada de brazos, obtiene producciones sin satisfacer la demanda y, poco a poco, ha ido descontando buena parte de las pérdidas económicas; de manera que, sin tener utilidades, destina recursos financieros al mejoramiento rural y respalda otros apremios en medio de un escenario muy adverso.

El financiamiento para el programa de mantenimiento constructivo, el ahorro, el trabajo voluntario y el apoyo gubernamental del municipio son, al decir de Rafael Calvo Navarro, director general de la EAIG Valle de Caonao, las vías principales que han permitido a la empresa adelantar terreno en la atención comunitaria.

Nadie piense que Valle de Caonao regresó al esplendor de épocas pasadas, donde el respaldo de recursos era el mejor aliado de la agricultura —añado el clima—; por eso sobre los envidiables parajes agrícolas de la zona laten deudas e insatisfacciones productivas, díganse los granos, la explotación de la planta de beneficio de Iguará y los cultivos varios, por citar algunas.

No hace falta exagerar los hechos para decir que las pautas que trazó la visita en el esquema rural pasaron a la agenda de la entidad. Si bien enseña en algunos lugares progresos con la creación de empleos y nuevos servicios, lo más valioso radica en demostrar las potencialidades que tienen las entidades del sector —aun en tiempos de estrecheces productivas— y cuánto más pudiera hacerse por el bienestar de los trabajadores y las familias. Tampoco hay que esperar por indicaciones a este nivel, si desde hace rato tales iniciativas debieran surgir en los municipios.

“El interés que puso Díaz-Canel sobre cómo desde la aplicación de la ciencia y la innovación dar respuestas a las limitaciones que enfrenta el sector nos llevó a acelerar este trabajo, a prestarles más atención a los medios biológicos, él nos está diciendo que con las limitaciones del país no vamos a tener los químicos y, por otro lado, la empresa tiene el deber de producir frijol y otros alimentos; quizá no lo hagamos a una gran escala como en años anteriores y con alto rendimiento, pero sí podemos alcanzar niveles productivos usando los abonos orgánicos; científicamente se está estudiando ese impacto, pero en la práctica es evidente que cuando lo aplicas a un campo mejora la producción”, detalló Calvo Navarro.

El punto de venta en Mayajigua sobresale por las ofertas, el confort y el sentido de pertenencia del colectivo. (Foto: José Luis Camellón/Escambray)

NUEVOS SERVICIOS

Tal vez las familias que se benefician desde agosto pasado con la Casita Infantil hecha por la EAIG Valle de Caonao en el poblado de Iguará —con capacidad para 21 niños— no sepan que esa institución social responde a las ideas dejadas por el Presidente cubano a la entidad, y fue posible luego de reconstruir un antiguo local de oficinas en función de tan útil prestación.

Algunos la consideran la obra cumbre dentro de esta incipiente proyección social, no solo por la belleza y armonía de los espacios, sino porque favorece a madres trabajadoras de la entidad y a otras con igual necesidad en el propio poblado. “Si la empresa estatal no se ve como parte de la comunidad, no está haciendo bien el ejercicio público que le han encomendado, por eso es correcto que respondamos a la misión productiva y participemos en la atención a los poblados”, reconoció Calvo Navarro.

Sheilán Sánchez González, habitante de Iguará, madre y estudiante en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, en Santa Clara, no se ahorra los elogios. “Mi madre tenía que dejar de trabajar para cuidarme el niño los días que me tocaba universidad; ahora lo tengo en la Casita, puedo estudiar y adelantar la tesis; las mamás que tenemos los hijos aquí estamos muy contentas con esta maravillosa iniciativa, lo mejor que pudieron haber hecho; además, las educadoras son estupendas en el cuidado y el precio bien módico, 40 pesos, en una casa cuidadora piden no menos de 500 pesos”.

Para darle integralidad a la oportuna obra social, segunda de su tipo en Iguará, “Valle de Caonao aportó mobiliario, refrigerador, microondas, excepto la parte educativa, está a cargo de todo el funcionamiento de la Casita Infantil”, suscribió Yurienna Quiala Carmenate, al frente de los servicios de la instalación infantil.

La apertura en Mayajigua de una tienda de nuevo tipo ilustra las contribuciones sociales que pueden hacer las bases económicas en sus demarcaciones. Local costeado y construido por la EAIG Valle de Caonao, climatizado, con tres áreas para la venta de productos agrícolas, industriales, medios de trabajo y aseo, entre otros bienes; ofertas que gestiona y comercializa la entidad sin intermediarios.

“Esta tienda ha venido a resolver un gran problema, tiene mucha aceptación por las ofertas y los precios asequibles; en Mayajigua era difícil adquirir estos productos, lo mejor que se ha hecho en el poblado en los últimos años”, afirmó José Borroto Pérez.

“Hoy lo más sensible para el pueblo son los alimentos, que usted tenga un lugar en la comunidad donde pueda venir todos los días a comprar lo que necesita a los precios oficiales es un gran ventaja”, destacó Aleida López Vázquez, psiquiatra y residente en la localidad.

Dailén Marcelo Brito, administradora del punto de venta Mayajigua, perteneciente a la EAIG Valle de Caonao, precisa que desde la apertura en agosto tienen mucha demanda los productos de primera necesidad, como las viandas, la sal, el arroz, el puré de tomate, el llamado caldosín… “La aceptación de la tienda es total; además, creó ocho empleos en el poblado, la mayoría somos mujeres, y considero muy valioso que la empresa no solo se dedique a lo productivo, sino que mire también para la comunidad”, acotó.

Con la apertura del punto de venta se crearon ocho empleos en el poblado. (Foto: José Luis Camellón/Escambray)

Dentro del trabajo acometido hasta ahora por la EAIG Valle de Caonao en esta dirección cuenta el mejoramiento de 10 mercados en varios asentamientos, el impulso a la construcción de viviendas y proyección para incorporar nuevas opciones productivas, de servicios y empleos; mas, de cara a las apremios del entorno rural, son apenas pasos que ilustran un camino a no abandonar, una experiencia útil para otras entidades agropecuarias espirituanas si queremos que el surco y la comunidad anden siempre enyugados.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

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