Teatro Principal, ¿cerrado sin reparación?

A las dificultades con los sistemas de audio y de luces, se unen otros muchos males que suman una cifra para nada despreciable, que demanda de un respaldo económico del que no se dispone en este momento

En el interior de la institución, el lunetario presenta serios problemas. (Foto: José A. Rodríguez)

Cerró el telón del Teatro Principal. La oscuridad se ha acomodado en la sala y tanto silencio aturde. Otra vez en su historia de 184 años el coloso yayabero hace un impasse preocupante.

¿La causa? Colapsó su sistema de luces, componente de la escena vital para la presentación de cualquier espectáculo artístico. Mas, lo ocurrido no tomó por sorpresa. El deterioro era visible, tras casi 12 años de explotación y sin recibir mantenimiento por parte de los expertos de la Empresa de Producciones para el Arte y Espectáculos (Tecnoescena).

Dicha tecnología de origen china —evaluada como de obsoleta cuando se compara con los sistemas de otros teatros en Cuba y el mundo— se estrenó en el 2012 a la par de la reapertura del teatro con todos los bombos y platillos, luego de recibir por varios meses una reparación integral.

A los años de uso se les añaden los periodos en que la institución se mantuvo en silencio, no solo por la llegada de la covid, sino por las tantas veces que en 12 años no ha logrado mantener una constante programación. Con esa historia, hasta el menos experimentado sabía que la vida útil del equipamiento estaba al expirar.

Junto con el sistema de luces, el de sonidos también deja escapar algunos SOS. Por el estado de los bafles y conectores, principalmente, en reciente visita los especialistas de Tecnoescena han sugerido que sea cambiado todo el equipamiento. De esa forma, tendría el teatro espirituano una técnica de ambos componentes con calidad.

Pero esa acción implica un respaldo económico significativo con el que no cuentan ni el propio teatro, ni el Consejo Provincial de Artes Escénicas, ni el Sectorial de Cultura y Arte en Sancti Spíritus. Solamente la pizarra de luces está valorada en alrededor de 5 millones de pesos.

Y el Teatro Principal presenta otros muchos males que suman una cifra para nada despreciable. Además de la técnica, en su lunetario, que se colocó allí en 1985, pulula el comején. Ya se ha demostrado que la reparación de un asiento dura lo mismo que un merengue en la puerta de un colegio. Mas lo peor es que de permanecer mucho más tiempo así se contaminará el tabloncillo, que hasta este momento presenta buenas condiciones.

Las termitas han hecho suyas también algunas puertas que precisan ser cambiadas y para nadie son secretas las goteras del lobby.

Aprovechar este impasse para saldar todas las deudas con la institución donde deben presentarse las propuestas artísticas de élite sería muy provechoso. Demasiados ejemplos en la cuarta villa de Cuba, como su vecino, el Museo de Arte Colonial, han demostrado que detener la vida en el interior de una construcción agrava todos sus males y genera más.

Quizá por eso, la dirección de la institución insiste en que seguirán prestando servicios a las entidades para galas y actos siempre que lleven luces y apoyo para el sistema de sonidos.

Igualmente, el Serapio Café, uno de los logros del coloso en este 2023, mantendrá su programación. Incluso, ya se valoran ideas para aprovechar otras áreas como el lobby y portal para no permitir que el silencio se apodere totalmente de la construcción patrimonial.

Solo una sistemática programación forma a los públicos. Teatros en red, proyecto cultural que apostó por esa titánica labor en predios espirituanos, en sus escasos meses de vida propició el diálogo con propuestas diversas como la Trovuntivitis y la Compañía Mejunje. Sus opciones arrastraron a no pocas personas hasta la institución. Mas, el déficit de combustible, el ascenso de los precios del sistema de alojamiento y la falta de respaldo al quehacer artístico hicieron abortar la idea.

Tanto lo llegado desde fuera del territorio como las propuestas provinciales —salvo en julio y agosto por priorizar el teatro para la Cruzada Por la ruta del Che— generaron un ingreso de alrededor de 400 000 pesos, cuando el pasado año solo se contabilizaron 16 000 pesos. La cifra confirma que cuando se le da utilidad a la instalación resulta de provecho social y económico.

Además de esa lección, es válido destacar algunos retos del colectivo del Teatro Principal para cuando se le devuelva su vitalidad. Lo primero: que el equipamiento técnico no puede estar tanto tiempo sin mantenimiento y tiene que ser operado con competencias para trabajar con el sistema digital, el que existe hoy en el mercado.

Segundo: que la construcción precisa una vez al año de una pasada de manos, no solo de pintura en su interior como en este 2023, sino de conservación de sus elementos de madera y techo.

Y tercero: repensar, de acuerdo con las posibilidades que hoy existen para crear proyectos de desarrollo local o de los que responden a las nuevas formas de gestión económica, cómo diseñar —sin mediadores— una programación diversa que coloque en su escenario propuestas realmente de vanguardia.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

Comentario

  1. Saludos, es triste saber esta noticia, pero lo más preocupante tendremos Teatro Principal algún día, Como dijo el Primer Ministro en la ANPP, buscar encadenamiento con formas de agestion no estatal, no podemos perder nuestro Teatro

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