El abogado ultraconservador José Antonio Kast, de 59 años, ha sido proclamado presidente electo de Chile tras una victoria contundente en la segunda vuelta electoral, culminando así su tercera campaña presidencial consecutiva.
Con más del 95% de las mesas escrutadas, Kast se impuso con un amplio margen del 58,30% de los votos frente al 41,70% obtenido por la candidata progresista Jeannette Jara, del Partido Comunista. Esta victoria sitúa a Kast en la oleada de políticos de ultraderecha que gobiernan en América, siendo cercano a figuras como el presidente argentino Javier Milei y el expresidente brasileño Jair Bolsonaro.
Kast, quien formalmente recibirá el traspaso de poder del presidente Gabriel Boric el próximo 11 de marzo para un mandato que se extenderá hasta 2030, forjó una carrera política que comenzó en 1996 como concejal de Buin y se consolidó con 16 años consecutivos como diputado nacional desde 2002.
Aunque gran parte de su trayectoria se desarrolló bajo el ala de la Unión Demócrata Independiente (UDI), renunció en 2016 tras disputas internas y fundó su propio movimiento, el Partido Republicano, que aglutinó a los sectores más radicalizados del país.
Su primera candidatura presidencial en 2017 lo dejó en cuarto lugar con solo el 7,9% de los votos, pero su figura ganó notoriedad pública. En 2021, logró ganar la primera vuelta con el 27% de los votos, aunque finalmente fue derrotado por Boric en el balotaje.
La campaña de Kast se caracterizó por su defensa de “valores” tradicionales como la familia y la propiedad privada, y por su oposición a la legalización del aborto, la educación sexual integral y las luchas feministas. Católico fervoroso y padre de nueve hijos con su esposa María Pía Adriasola, suele presentarse como un ejemplo de las tradiciones que promueve.
No obstante, su ascenso también revivió polémicos antecedentes familiares: su padre, Michael Kast Schindele, fue un ciudadano alemán que militó en el partido nazi de Adolf Hitler, combatió en la Segunda Guerra Mundial y, tras huir a Chile, apoyó posteriormente a la dictadura de Augusto Pinochet. El propio Kast ha expresado su simpatía por el régimen pinochetista, afirmando en su primera campaña que “si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí”, y recordando que en el plebiscito de 1988 votó a favor de su continuidad.
Su hermano, Michael Kast Rigi, fue ministro de Trabajo y presidente del Banco Central durante la dictadura. Otros tres hijos de Michael Kast han ocupado cargos destacados: Pablo Kast Sommerhoff fue diputado; Felipe Kast Sommerhoff fue ministro de Sebastián Piñera y es actualmente senador; y Tomás Kast Sommerhoff acaba de ser electo diputado. A ellos se suma José Antonio Kast Adriasola, hijo mayor del presidente electo, quien también fue electo diputado en los comicios legislativos del mes pasado.
Durante esta campaña, Kast moderó el tono de algunas propuestas polémicas que había presentado en 2021 –como la aplicación de test de drogas a políticos o la eliminación del Ministerio de la Mujer–, intentando presentar una imagen más conciliadora. Sin embargo, centró su discurso en un paquete de medidas de seguridad denominadas “Plan implacable”, cuyos lemas son “Ni reinserción, ni privilegios, ni visitas. Solo cárcel” y “Te pillamos una vez y es la última vez que ves la calle”.
Promete enviar a los cabecillas del narcotráfico a cárceles de máxima seguridad con aislamiento total, tecnología de bloqueo de comunicaciones y vigilancia biométrica, en el marco del “Plan cancerbero”. También impulsará el “Plan barrido” para erradicar el comercio ambulante, al que califica de “crimen estructural”.
En materia migratoria, Kast encontró uno de sus temas de mayor resonancia. Su “Plan escudo fronterizo” promete construir un “sistema de contención física y tecnológica infranqueable” en la frontera norte, que incluirá muros de cinco metros de altura con sensores, zanjas profundas, cercos electrificados y vigilancia con drones.
Además, desplegará 3 000 efectivos de las Fuerzas Armadas y de seguridad, cuyo accionar estará “resguardado por la justicia militar”, con facultad para interceptar, detener y expulsar inmediatamente a migrantes irregulares. Kast advirtió a los inmigrantes indocumentados que deben abandonar el país antes del 11 de marzo, día de su toma de posesión, o enfrentarán deportaciones masivas.
Su plan también contempla sanciones a ONG que “entorpezcan” las expulsiones, multas a quienes empleen o ayuden a migrantes irregulares, y la denegación de derechos como el envío de remesas, el acceso a programas sociales, educación pública y salud (salvo emergencias).
Su contrincante, Jeannette Jara, reconoció su derrota en la red social X, escribiendo:
“La democracia habló fuerte y claro. Me acabo de comunicar con el Presidente electo, José Antonio Kast, para desearle éxito por el bien de Chile”.
Las elecciones, de participación obligatoria para más de 15,7 millones de convocados, se desarrollaron en un clima de marcada polarización, dominado por los debates sobre seguridad, economía, migración y el balance del gobierno de Gabriel Boric. Con la victoria de Kast, Chile inicia un nuevo capítulo político que promete un giro radical en sus políticas internas y en su posicionamiento regional.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus











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