Los entresijos de la Real Cárcel (+fotos)

El proceso de renovación de la Real Cárcel de Sancti Spíritus, sede de la Unidad de Servicios Especializados de Protección y Monumento Nacional continúa de la mano de los propios trabajadores de la entidad

La fachada de la Real Cárcel mantiene su imagen original. (Fotos: Carmen Rodríguez/Escambray).

Ni Carlos Castro, Wilmer, Osvaldo, Ignacio, Reinier o Erduis, ninguno de los seis hombres que comenzaron en el 2005 la aventura imaginaron lo difícil de reconstruir los muros de uno de los Monumentos Nacionales más antiguos de Sancti Spíritus: la Real Cárcel, una instalación militar cuya construcción se inició el 19 de abril de 1859 bajo la dirección del ingeniero militar Indalecio López Donato y, según consta en el Registro de la Propiedad de Sancti Spíritus, se concluyó en 1865 y fungió como prisión local hasta 1964.

Ya en medio de los viejos muros del local, que se había convertido en un gran microvertedero, conocieron de la controvertida historia de un sitio tristemente célebre por su doble función hasta 1886, fecha de la abolición de la esclavitud: cárcel y depósito de cimarrones, que huían en busca de la libertad y el encierro de patriotas que luchaban contra el colonialismo español por la independencia de Cuba, un período gris en la historia de Sancti Spíritus, que llevó incluso al fusilamiento de alrededor de 40 personas, muchos de ellos patriotas mambises.

ENTRE VENTANALES Y REJAS

“Se trataba de una instalación con un alto nivel de deterioro en su estructura, de la cual solo quedaban los muros. En septiembre del 2006, con un acondicionamiento mínimo, nos mudamos para así poder agilizar el proceso inversionista que por su envergadura podría haber estado en manos de especialistas en restauración, pero la asumimos con nuestra propia fuerza y como extra únicamente se solicitó un equipo de izaje, detalla Celso Alfredo Lorenzo Betancourt, director de la Unidad de Servicios Especializados en Protección en Sancti Spíritus (Sepsa).

Ahí vino lo difícil, refieren los constructores, porque se trataba de respetar las regulaciones de la Oficina de Patrimonio, en cuanto al respeto de elementos tradicionales evolucionados en el siglo XIX, en cuanto a técnicas y estructuras, la conservación de las líneas de fachada y restablecer la cubierta a dos aguas como eran antiguamente, pero con el uso de materiales actuales que permitieran la recuperación del inmueble.

“En el 2010 se detienen todas las acciones que se retoman en el 2018 con la ampliación de la sala de conteo y hace cerca de dos años se comenzó, primero, con la consolidación de los muros del segundo nivel y el cerramento, ya que todo estaba en peligro de derrumbe”, explica Celso.

Hoy la inversión no se detiene y sigue adelante la ardua la tarea de recomponer gruesos muros de ladrillos unidos con mortero de cal y arena, recomponer techos que deben imitar las maderas preciosas recubiertas de tejas criollas de las originales, junto a fachadas con amplias ventanas protegidas por rejas de gruesos barrotes de hierro.

Sus gruesos muros son de ladrillo, unidos con mortero de cal y arena.

“Aunque la espera para retomar el proceso inversionista fue de cerca de una década, en el segundo nivel existe un gran adelanto en la construcción de las oficinas administrativas y en todo el piso se conserva la estructura inicial del edificio que no ha sufrido daño”, apunta el director de Sepsa.

SALVAR LA HISTORIA

Cuentan que cuando el local fue entregado a la entidad de protección no había nada por salvar, solo quedaron las viejas rejas que hablaban de sufrimientos, grilletes, látigos, abusos y algunas injusticias.

“Los barrotes de los ventanales son los originales que tenía la antigua cárcel, también lo son los marcos donde están empotrados y lo mismo sucede con los balcones del segundo nivel: son los mismos que mandó a colocar el ingeniero militar en el siglo XIX”, apunta Celso.

Afirman los especialistas en patrimonio espirituano que la Real Cárcel erigida al este de la Plaza de la Reina, hoy Plaza de la Revolución Mayor General Serafín Sánchez, en esta ciudad de Cuba, es un sitio cargado de historia.

Al fondo de la edificación fueron fusilados varios patriotas, como el general bayamés Francisco de León Tamayo y su fiel ayudante, el capitán espirituano Francisco (Panchito) Álvarez.

Junto a otros cinco prisioneros llegaron a la Real Cárcel el 14 de julio de 1871, y en un juicio relámpago condenados a la pena de muerte, sentencia cumplida al amanecer del día siguiente. A escasa distancia del lugar de los fusilamientos, fue construido un obelisco como homenaje a los patriotas ejecutados, develado el 15 de julio de 1933 y todavía se conserva.

Trabajadores de la propia entidad se encargan de las labores para concluir la segunda planta.

“Pretendemos, una vez concluidos los trabajos en la segunda planta donde faltan solo detalles y algo de piso utilizar, los espacios y pasillos de la antigua prisión en una galería que transmita la historia de la Real Cárcel de Sancti Spíritus en todas sus etapas, desde la colonia hasta la actualidad, un sitio que pudiera estar abierto al público y el visitante pueda recrear en imágenes la historia del inmueble. Al mismo tiempo pudiéramos recuperar el lugar donde fusilaron los españoles al general mambí, que hoy está fuera de la instalación”.

La Real Cárcel, con su más de siglo y medio a cuestas, sigue en pie y en proceso de rescate como una de las joyas patrimoniales de la ciudad del Yayabo. Como testigos de una longevidad que ha sobrevivido a insurrecciones, azares de la historia y del tiempo quedan escondidos por algún que otro rincón testigos arqueológicos como anclajes por donde pasaban las barras de hierro para colgar los grilletes de los esclavos y también la pared donde fusilaban al resto de los presos, patriotas muchos de ellos.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

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